AMAYPENZA: Si contara las letras de tu nombre ¿crees que
algún día deje de hacerlo?
SENTIPENSAR: No lo sé pero estarás mas cerca de lo que los
aurantes estuvieron de beberse toda la lluvia de la estación seca.
AMAYPENZA: ¿Puede la lluvia gris ser devorada?
SENTIPENSAR: Escucha la historia que esculpió Jalswo. Dice
con voz fría que Jalswo algunas veces
recordaba que en la tierra había miles y miles de bocas sedientas descansando
en el amron, cuando llovía y las gotas lentamente cruzaban el espacio flotante,
las miles de bocas salían del amron para recibir una gota, solo una gota
llenaba su hueco durante una vida, pero después aparecían otras miles de bocas
para continuar tomando a la lluvia por partes, dice Jalswo que toda humedad que
se acercara a la tierra era absorbida por los aurantes como se les conoció
después a estas bocas.
AMAYPENZA: ¿Y qué pasaba con las bahías, con el roció, con
las tormentas? ¿Acaso el mar en esos días no estaba siempre junto a la tierra?,
¿Qué lugar tenia designado el amron?
SENTIPENSAR: Saben mis manos que el amron apareció antes que
la lluvia, seguramente reclamaba a su criatura. Ayudó a los aurantes a tomar la
lluvia para no sentir la ausencia de su engendro.
SENTIPENSAR: En la historia de Iliagus aún resuena el canto
de los aurantes.
AMAYPENZA: Espero que el silencio no se extienda hasta tus
palabras para hablarme de esa historia.
SENTIPENSAR: Para hablar de Iliagus y hacerlo de manera
honesta necesitamos esperar que la luna se pose sobre el lago.